Reflejos Primitivos y TMR

Los Reflejos Primitivos son movimientos automáticos producidos por un factor externo. Estos reflejos empiezan a aparecer en el feto cuando está dentro del vientre materno y deben estar presentes en los primeros años de vida.

El movimiento que provocan los reflejos primitivos en los primeros años de vida tienen un efecto organizador del sistema nervioso central que incluyen el sistema visual, auditivo, olfativo, táctil, vestibular y del equilibrio. Desarrollando además el sistema del habla, respiración, función manual y coordinación ojo-mano en la escritura.

 

Los reflejos primitivos deben:

  • Aparecer.
  • Cumplir su función.
  • Integrarse para desaparecer.

 

A partir de los cuatro años de vida no debería estar activo ningún reflejo primitivo. Si están presentes estos interferirán en el desarrollo normal de los reflejos posturales, tono muscular y movimientos musculares voluntarios, que se empiezan a desarrollar a partir de esta edad, haciendo que el niño no desarrolle la capacidad para tener unas posturas correctas para sentarse y permanecer quieto, siendo mucha veces mal catalogado como niño hiperactivo con problemas de comportamiento.

 

La presencia de reflejos primitivos activos indican la dominancia cerebral por los centros de control inferiores sobre los superiores, que tienen un impacto sobre el comportamiento del niño y sobre sus capacidades para aprender.

La TMR o Terapia de Movimientos Rítmicos consiste, como su nombre indica, en una serie de ejercicios rítmicos que sirven para regular el tono muscular y estimular el cerebro y neocortex, haciendo que los reflejos que permanecen activos más allá de la edad de 4 años se integren en el niño mejorando así sus problemas motores tan importantes en la dislexia y en el aprendizaje.

 

Los optometristas comportamentales evaluamos los reflejos primitivos porque nos permiten conocer el desarrollo motor del niño, para saber si ha elaborado el esquema corporal y espacial. Los reflejos no integrados no van a permitir la libertad de movimiento guiado por el sistema visual, interfiriendo en los conceptos visuo-espaciales e impidiendo una adecuada coordinación visuo-motora. También nos ayudan a comprender las dificultades en el desarrollo visual, habilidades oculomotoras y disfunciones acomodativas y binoculares.

 

Con toda la información obtenida tras la evaluación, programas una Terapia personalizada para mejorar las habilidades que están disminuidas.

 

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